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Ponerse de pie y caminar son actividades de importancia vital en el desarrollo humano, ya que facilitan la autonomía y la interacción con el medio. Desde una concepción evolutiva, que el hombre se haya erguido para liberar las manos fue quizás la primera adaptación que diferenció al Homo sapiens de los demás primates, y que causó cambios en la anatomía de la pelvis y las extremidades. Desde el punto de vista fisiológico, la marcha es un evento tan natural que no requiere ser pensado para ejecutarse. Esta naturalidad proviene de un aprendizaje iniciado en una etapa de desarrollo entre los 10 y los 18 meses, y que se vuelve automática alrededor de los 12 años, cuando se afianza el patrón de caminata. La razón de esta sensación de movimiento involuntario radica en que las señales nerviosas, que inicialmente vienen del cerebro, se instauran en la médula espinal, lo que permite que la marcha se haga casi de forma refleja. Ver mas...

Angélica María Ramírez-Martínez, Universidad Central

Profesora del Departamento de Ingeniería Mecánica y miembro del Grupo de Investigación de Modelado Computacional de Sistemas Naturales Commons.
Correo: aramirezm3@ucentral.edu.co

Ramírez-Martínez, A. M. (2018). En marcha y movimiento. Ingeciencia, 2(2), 100–102. Recuperado a partir de https://editorial.ucentral.edu.co/ojs_uc/index.php/Ingeciencia/article/view/2693

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