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El mejor retrato que conozco de Dylan Thomas lo hizo alguien que no lo trató personalmente. Quizás por ello sea el mejor. Es de Pietro Citati y no tiene desperdicio:
"Dylan Thomas era un muchacho pequeño y delgado. Tenía el cabello rizado, color castaño, grandes ojos de conejo marrones y verdes, tímidos, presuntuosos y maravillados; la nariz respingada, labios gruesos y carnosos, de los que pendía el eterno cigarrillo, y un diente anterior roto en el pub de la Sirena, durante un juego llamado “perros y gatos”. Se parecía a Harpo Marx —pero su escritura, pequeña, nítida, inclinada hacia atrás, recordaba a la de Emily Brontë. Usaba una corbata de artista con el nudo grueso, hecha con una bufanda femenina; y una playera de cricket color verde botella, o suntuosas camisas color escarlata. Los otros veían en él solo a un muchacho parlanchín, que quería hacerse el duro y se daba muchos aires".
[…]

Rafael Antúnez

Escritor mexicano.

Antúnez, R. (2021). Dylan Thomas, el ángel ebrio. Hojas Universitarias, (79), 97–102. Recuperado a partir de https://editorial.ucentral.edu.co/ojs_uc/index.php/hojasUniv/article/view/2995

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