Biografía del autor


Álvaro Villar Gaviria

Nació en Bogotá el 31 de diciembre de 1921. Hijo de Eduardo Villar Vale y de Ana Rosa Gaviria Paredes. Su padre, químico, poseía una enorme curiosidad intelectual y además  vastos conocimientos de medicina ya que provenía de familia de médicos (su padre y su tío). Este último, Pablo Emilio Villar fue uno de los iniciadores de la “Guerra de los mil días”, una revolución liberal, pero liberal en el sentido de entonces, totalmente anticlerical y a la búsqueda de mejorías sociales en este país.

Los libros, una de sus grandes pasiones. Desde muy pequeño empezó su afición por la lectura, especialmente de las literaturas española, francesa e italiana, ya que en esa época la latinoamericana era muy escasa y desvalorizada. Era una persona con una gran cultura en todos los campos del conocimiento humano. La música era uno de sus pasatiempos favoritos y llegó a conocerla muy a fondo, ya que desde su infancia comenzó a escucharla, pues su madre era una gran pianista. Fue un gran conocedor de la ópera.

Su elección de la carrera de medicina, se debió más que todo al interés por la psiquiatría, que dentro de su vaguedad ofrecía una gran complejidad y esto se le convirtió en un reto. Comenzó sus estudios y entró muy pronto al Hospital Psiquiátrico, llamado entonces Asilo de Locas, donde hizo un internado voluntario, sin remuneración alguna y luego ya el regular de la carrera. Al mismo tiempo se vinculó al Instituto de Psicología Aplicada, donde empezó a dar clases de psicología fisiológica.

En 1946, se casó con Leonor Concha Maldonado, fallecida en diciembre de 1995, quien fue su gran compañera y colaboradora, con quien tuvo 5 hijos: Eduardo, Elsa, Clemencia, Patricia y Juan Carlos.

En 1950 se graduó en Medicina en la Universidad Nacional de Colombia, donde ejerció la docencia durante más de veinte años y entre 1962 y 1966 fue Decano de la Facultad de Psicología de la misma.

Su estudio de la psiquiatría fue autodidacta, porque el que impartían entonces en la Facultad de Medicina era muy superficial, sin ninguna base científica. Después se fue aficionando al estudio de las pruebas mentales, especialmente del Rorschach.

Al obtener el título de médico psiquiatra trabajó en la práctica hospitalaria unos 8 años, después en clínica privada. Hizo el entrenamiento psicoanalítico completo. En un principio pensó que la psiquiatría era la solución a los problemas de la gente, después que el psicoanálisis y luego se dio cuenta que ninguno de los dos. Más bien que la solución estaba en el sistema social, en el político, en la forma de vivir, de educar, en las condiciones ambientales y habitacionales, alimenticias, etc,. a lo cual llegó después de muchísimas lecturas y experiencias personales. En la década de los años sesenta comenzó sus estudios del marxismo.

Pasado un tiempo y con la llegada de numerosa literatura sobre la llamada antipsiquiatría, nominación con la que no estaba de acuerdo, porque llamar a esta corriente con un término tan preciso, indica que ésta es también precisa y la antipsiquiatría es una cantidad de retazos unidos generalmente con finalidad de pura crítica, pero procedente de múltiples orígenes. De allí partió su cuestionamiento. En 1973, conoció a Franco Basaglia, iniciador de esta nueva corriente, quien logró cerrar los hospitales psiquiátricos en Italia y además que se promulgara una ley, la 180, que prohibía la construcción de nuevos hospitales, ya que consideraba que las personas mejoraban si se integraban a sus ambientes familiares. Basaglia influyó de manera decisiva en su trabajo.

No fue un antipsiquiatra, como muchos lo han pensado, sino que rechazó la parte oficial. Ese cambio implicó un proceso de crítica a su práctica y a la psiquiatría en general, que cada vez encontró más fallida en sus bases y más falsa en sus versiones, en los ritos propios de los hospitales psiquiátricos, que son absurdos: insulina, electrochoques, celdas, métodos de sujeción física, etc.

En 1978 fue nombrado director de la Unidad Mental del Hospital de la Hortúa, donde trató de cambiar las viejas prácticas hospitalarias, pero no encontró eco en sus colegas. Y no podía seguir trabajando en algo que iba contra sus convicciones personales. Según él había que modificar todo, que no era fácil, porque entre otras, era muy productivo económicamente.

Luego se dedicó a trabajar con familias, a enseñar, a escribir y a hacer un ejercicio psiquiátrico sin la menor imposición, ya que esto logra, según él- que la persona aprenda a no depender, a independizarse, a adquirir autonomía. Hay que tratar de eliminar cualquier diferencia entre consultor y consultante, porque el término éste de paciente inferioriza en la relación a la persona que lo es, que es la que aguanta, la que no protesta por nada.

Profesor Honorario y Emérito de la Universidad Nacional de Colombia. Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de Medicina, en la que presentó para su ingreso una ponencia llamada La pareja humana.

Además fue profesor en las universidades Javeriana, de Los Andes y del Rosario.

Miembro fundador de la Sociedad Colombiana de Psiquiatría. ex Presidente de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Perteneció a la Sociedad Interamericana de Psiquiatría; a la Sociedad Rorschach de Nueva York; a la Red Internacional de Alternativas a la Psiquiatría, fundada en Trieste (Italia); al Grupo de Psiquiatría Democrática, con sede en la misma ciudad, y al Grupo de Estudios de Psicoanálisis y de Psicoterapia, que propicia el entrenamiento en estas áreas de profesionales en las disciplinas sociales y de aquellos médicos que conciben su labor desde una perspectiva social y no individualista.

Perteneció también a varias sociedades científicas colombianas y del exterior.

Persona muy inquieta cuya participación en la creación y evolución de instituciones de formación psicológica en Colombia ha sido decisiva.

Sus principales actividades fueron la docencia y la investigación. Entre sus libros pueden mencionarse:

El niño, otro oprimido (editado originalmente en 1973, y reeditado en varias oportunidades). En este ensayo muestra las enormes dificultades educativas que se derivan de los conflictos familiares y sociales en un sistema como el nuestro. A través del análisis de algunas situaciones concretas, se formulan soluciones para evitar posibles desequilibrios emocionales, derivados en buena parte de la opresión y de la injusticia en que vive el niño en la actualidad.

El servicio doméstico, un gremio en extinción (1984), revisado y corregido por el autor para una futura edición. Este grupo social también sufre una opresión permanente por parte de la sociedad a quien sirve. Aparte de señalarnos varias características muy propias de este gremio, nos introduce de manera crítica en su micromundo. Se refiere a los medios distractivos, como la televisión, la radio, las fotonovelas. Analiza en forma crítica la comunicación de masas y su proyección sobre la sociedad en general.

La salud pública, ¿para quién?, intervención en una mesa redonda del CINEP, donde se sitúa el problema de la salud mental en su dimensión social. La salud mental considerada como problema médico y tratada como tal, con prescindencia de su dimensión humana completa, lleva a conclusiones, que según el autor, frisan los límites de lo ridículo. Lo cual visto desde la perspectiva de los pacientes se convierte en trágico.

Freud, la mujer y los “homosexuales” (1986), donde hace una refutación sistemática y suficientemente documentada de las ideas del creador del psicoanálisis acerca de la mujer y de los llamados “homosexualismos”. Sin pretender descartar los descubrimientos fundamentales de esta teoría, busca rescatar su función liberadora, así como también hace una contribución invaluable a la comprensión del proceso de emancipación de la mujer.

Psicología y clases sociales en Colombia (Vol. I, Ediciones Gepe, Bogotá, 1978, Universidad Nacional de Colombia, 1985; Vol. I y II, Carlos Valencia Editores, Bogotá, 1988). A través de los dos tomos, busca estudiar algunas de las alteraciones emocionales y “mentales” que se dan en una sociedad como la nuestra, para lo cual lleva a cabo un cuidadoso escrutinio de la familia colombiana y de sus características sociales, culturales y económicas.

La vida cotidiana en la familia obrera de Bogotá (1986), anticipo del III tomo de Psicología y clases sociales en Colombia, presentado como ponencia en el I Simposio sobre Vida Cotidiana organizado por la Sección Psicología y Sociedad del Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad Nacional.

Tiene numerosas publicaciones en revistas especializadas nacionales y extranjeras.

Una ponencia muy importante La cuestión homosexual, fue presentada en Medellín en 1994 en el marco del II Congreso Latinoamericano de Familia.

La pareja humana, (1997), puede resumirse en el siguiente epígrafe:

Estaba contra toda razón científica que dos personas apenas
conocidas, sin parentesco alguno entre ellas, con caracteres
distintos, con culturas distintas, y hasta con sexos distintos,
se vieran comprometidas de golpe a vivir juntas, a dormir
en la misma cama, a compartir dos distintos destinos que
tal vez estuvieran determinados en sentidos divergentes.

Gabriel García Márquez. El amor en los tiempos del cólera.

Hay trabajos inéditos, como uno titulado Las sinrazones de la psiquiatría (en proceso de corrección), donde muestra lo absurdo de ciertas prácticas psiquiátricas y donde hace un llamado para lograr el cambio y de esta forma el bienestar de la gente.

En el último periodo estaba escribiendo un libro sobre la adolescencia, vista desde las diferentes clases sociales, partiendo del campesinado, para por último referirse a ella en la clase alta o alta burguesía. Está terminado en buena medida.

También dedicó mucha parte de su vida al estudio del lenguaje, a las etimologías, tema que le apasionaba. Su amistad y admiración por el maestro León de Greiff, lo llevaron a estudiar la obra del poeta. El Lexicón (incompleto), está publicado en parte, en la Antología de León de Greiff editado por el Instituto Colombiano de Cultura en 1976 y en La culta poetiparla, de Carlos Mario Vega Vélez, publicado por Coomeva en 1996.

También elaboró El glosario mínimo para los amantes del Tiempo del cólera y otro sobre Cien años de soledad de las correspondientes obras de Gabriel García Márquez.

Después de retirarse del consultorio, siguió atendiendo personas en su casa, y en sus ratos libres estaba totalmente dedicado al estudio etimológico de la Obra dispersa de León de Greiff, del cual dejó numeroso material, para una posible edición.

Falleció en Bogotá, el 5 de mayo pasado. Trabajó hasta el último momento de su vida con la gran lucidez que siempre lo caracterizó.

Sé que se me escapan muchos datos importantes de esta gran persona que fue Alvaro Villar Gaviria, de quien tengo la fortuna de ser su hija, pero las palabras se me agolpan en la mente y no puedo concretarlas y plasmarlas.

Elsa Villar Concha